domingo, 4 de diciembre de 2011

VI KDD ANDALUZA DEL FORO KAWANER6S.ES


3 Diciembre 2011:

Bar Los Amigos a las 10:00 AM. Ese era el lugar y la hora dónde almerienses, granadinos y malagueños desembarcarían y llevarían a cabo la carga de energías a través de un desayuno típico de la zona amenizado por las charlitas de los asistentes. Todos los que asistíamos eramos veteranos en el foro. Ya nos conocíamos y hacía bastante que no nos veíamos, por lo que había muchas cosas de las que hablar en este reencuentro.

Todo esto paso a las 10:30 AM, pero antes a las 7:45 Lupen y Kiaran ponían rumbo desde Málaga hasta Vélez. Lugar donde nos recogerían a Diversys y a mí. De aquí rumbo a Torrox donde recogimos a nuestro Zanguango oficial.


Desde aquí ya rumbo a Salobreña por la N-340 para saborear e ir entrando en calor con esas curvas tan ricas (aquí Emparan aprovechó para soltar “los demonios”, jejeje). Ya en Salobreña nos esperaban Motriles y, nuestro “padre”, Pineda. Saludos y reencuentros desde hace bastante tiempo mientras esperábamos que llegase nuestro granadino de la capital: Espi.


Una vez llegó, aprovechamos para echar una foto:



Ahora tocaba poner ya rumbo al bar Los Amigos, donde nos juntaríamos con los almerienses. Aquí hubo un tramo de curvas de lo más interesante, donde algunos decidieron desfogar, jeje.

Una vez ya en el sitio, recibo la llamada de Power. Se ha levantado con ganas de moto y no quiere desaprovechar esta ocasión. Así que llama solamente para avisar, que nos pillará donde nos encuentre, pero que no le esperemos. Al poco de llegar al bar, llegaron los almerienses capitaneados por Victor en su flamante RT.

Mientras nos servían lo que habíamos pedido, Victor aprovechó para repartir las camisetas que para la ocasión se había tomado la molestía de traernos. Totalmente personalizadas con nuestro Nick en cada una de ellas. Así que, una vez pagadas, había que ponérselas, ya que había que lucirlas.



Con las camisetas puestas, ya solo faltaba llenar el estómago, y la verdad que con semejantes tostadas, no era para menos. Aquí todos las pedimos con tomate, pero algunos la acompañaron de jamoncito. Hacer mención al detallazo de Victor de invitarnos a todos al desayuno, ya que en los próximos días sería su cumpleaños (con la edad se va enterneciendo :-P).





Tras el desayuno, nuestro compañero Lupen nos deja, ya que las obligaciones le apremian, pero antes aprovechamos para una foto de grupo.


Tras la foto, nos enfundamos el disfraz de motero y emprendimos la marcha hacia La Rabita, donde hicimos una parada para llenar los tanques.

Tras esta parada, continuamos dirección Albuñol. Carretera con pequeñas partes reafirmadas tras las lluvias de años atrás, pero en general en bastante buen estado. Un fantástico sol nos acompañaba en esta subida, por lo que solo teníamos que preocuparnos de disfrutar. Éramos 11 compañeros de fatigas ya fraguados en bastantes batallas y que nos conocíamos. Así que el placer de rodar sobre una buena carretera, con una climatología idónea y con un grupo de compañeros que nos conocíamos, hacían la combinación perfecta para disfrutar de una mañana de sábado.

A buen ritmo, fueron pasando los kilómetros hasta que en un cruce nuestro líder Pineda nos quiso guiar por otra carretera. Nada, que no solucionase una tremenda pitada hacia él y su pequeño grupo de seguidores. Ya en la lejanía escucharon el estruendo y decidieron darse la vuelta.

Reagrupados todos de nuevo, continuamos con nuestra ruta, y más de lo mismo: buen asfalto, buen solecito y buenos compañeros. Los km fueron pasando y cada vez estábamos más cerca de Trevelez, y la sensación de frío no aparecía. Se esperaba una temperatura máxima de 5º, pero la sensación no era esa. Y solo llegando ya a Trevelez, fue donde hubo que bajar algo el ritmo ya que había bastantes zonas húmedas y resbalaban bastante. Así que sin prisas llegamos a Trevelez y paramos en su plaza principal para descansar antes de subir al restaurante. Fue en ese momento cuando empezamos a escuchar una sonido de escape atronador … Y estaba claro, no podía ser de otra forma. El sonido provenía del escape Leo Vinci de la gixxer de Power. Fue un clamor cuando apareció por la curva, ya que solo sabíamos que se nos incorporaría Kiaran y yo.




Tras esta grata sorpresa, decidimos subir a la parte media del pueblo y dejar allí aparcadas las motos y dirigirnos al restaurante.

Una vez ya en el restaurante, pudimos disfrutar de las vistas que desde el restaurante había. Fantásticas.

Tras los cigarritos de rigor, nos sentamos todos en las mesas y pudimos empezar a disfrutar de una variedad de platos típicos de la zona bastante ricos.

Cantidad ingente de comida fue la que 10 moteros pudieron disfrutar y saborear, y todo ello acompañado y amenizado del discurso de nuestro líder Pineda.

Si algo sacamos en claro de esta sobremesa, es que entre los que habíamos allí, es que si queremos salir de la crisis, necesitábamos montar una empresa a nivel nacional y extendernos como las ramas de cual árbol por toda la geografía española. Claro está que todo esto surgió de, nuestro hoy líder, Pineda. Es un plan que se ideó allí y que será necesario definir y pulir en las siguientes reuniones, por ello se citó a los allí presentes a la siguiente KDD Andaluza, sobre los meses de Marzo-Abril. El nicho sobre el que la empresa va a ejercer el pleno dominio no se puede revelar, así que de momento seguirá en secreto hasta que se lleve a la práctica :-P.

Después de semejante panzada de comer, pocas o ningunas eran las ganas de volver a montar en moto, pero el cielo empezaba a encapotarse y aún habían unos cuantos km hasta casa. Así que nos volvimos a disfrazar y tras citarnos para la próxima KDD nos despedimos de los almerienses. Granadinos y malagueños emprendimos la bajada dirección Órgiva y posteriormente hasta Lanjarón, lugar donde Espi cogería dirección a Granada. 

Para el resto, nuestra intención era salir a la nacional que baja de Granada y llegar así a Motril, pero nuestro líder Pineda se ¿“equivocó”? y nos metió por algo no menos que un camino de cabras. Carretera que une El Pinar y Guaja de Faragüit, la GR-3204. Como digo, carretera infernal, intransitable, y menos para 2 R´s como la de Power y la mía. Aún así, seguimos adelante y continuamos por ella con muchísima atención a sus continuados baches, piedras y arenilla que te puedes encontrar en cualquier momento.

Finalmente ya en Guaja de Faragüit, salimos a una carretera que parecía una alfombra, o esa es la sensación que me dio a mí después de casi 20 km del anterior asfalto. Terminamos saliendo a la nacional que nos llevaría a Motril, momento que aprovechamos para repostar y emprender rumbo a casa, ya que se nos había hecho más tarde de lo planeado. 

A ritmo llegamos a Motril y desde aquí hacia Almuñecar, lugar donde cogimos la autovía para ir a casa. Durante este tramo de autovía, pudimos disfrutar de un fantástico atardecer anaranjado espectacular, que unido a lo vivido a lo largo del todo el día, era el broche perfecto para cerrar una querida, buscada y ansiada KDD Andaluza de Kawaner6s.

Video de la ruta 

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA JABALINADA

12 de Noviembre de 2011: 

Para cualquiera que pueda leerlo, y sacado de contexto le puede sonar a un grupo de cazadores que echan el día en el campo intentando dar caza a alguno de estos animales silvestres… Pero nada más lejos de la realidad. Representa a una tradición de un día de ruta motera que se repite cada año desde el 2008 en el que, Slowly se encarga de gestionarla y organizarla y nosotros de seguir sus indicaciones obedientemente y de poner el estómago para alojar semejante manjares que ese día surten la mesa.

  
Siguiendo un estricto y, a la vez, necesario cronograma, estábamos “todos” puntuales en el punto de origen, que para esta ocasión (tal y como se merecen las grandes ocasiones) es la gasolinera del PTA.

Tras los saludos y los reencuentros, emprendemos la marcha hacia Cuevas del Becerro, dónde pararíamos a desayunar y a contar las primeras batallitas del día.

Aquí, nada más llegar se escucha un pitido proveniente de una moto. La pobre gixxer de Wiki se quejaba, y es que Suzuki debería tomar nota del porqué los reguladores de estas motos fallan tanto. Una lástima, ya que esto le provocó abortar su día de ruta y volverse a casa. Una lástima.

El resto, nos dispusimos a zamparnos unas buenas tostadas untadas de una fantástica grasa motera.

Os comento algunas de las imágenes:

Aquí podemos ver como nuestro organizador coge de ese manjar, antes de que sus seguidores se dieran cuenta y la mancillaran ...


En este par de imágenes vemos como los hermanos disfrutan de ella sin ningún remordimiento y sin miramientos (además, el mayor haciendo caso omiso de los mandamientos que en ese momento nuestro lider le releía, jeje):






Y aquí podemos ver, como nuestro "monaguillo" Kiaran, vendice a la susodicha:




Tras reponer fuerzas (y más que repuestas con semejante bomba calórica :-P), continuamos rumbo a Setenil y a El Gastor. A ritmo tranquilo los km iban pasando amenos, ya que el día acompañaba y la sensación térmica no era para nada desagradable.

Tras pasar por El Gastor, pudimos disfrutar de las maravillosas vistas del Embalse de Zahara y su sierra llena de una frondosa arboleda al fondo. Tremendo paisaje y panorámica de la que disfrutamos una vez más.
Con la mente puesta en Grazalema como siguiente destino, fuimos disfrutando de la ruta y de esas carreteritas comarcales llenas de curvas y sin tráfico. Y si a esto le sumamos un paisaje como el de toda la Sierra de Grazalema ¿Qué más podemos pedir? :-D.

Una vez ya en Grazalema, hicimos una parada para tomar un refresquito y poder hacernos la foto de grupo de rigor. Aquí, nuestro fantástico organizador, tan atento como de costumbre, tenía previsto avisar al restaurante para poder decirle a cuantas bocas hambrientas iban a tener que alimentar. Para ello, no queda más remedio que contar al personal, pero pudimos comprobar que Slowly es más de letras … jeje :-P.







Tras este descanso, volvimos a coger las motos para esta vez sí, poner rumbo ya a nuestro destino. Donde nos estaba esperando una mesa llena de fabulosos manjares ibéricos. Pero antes nos metimos unos km que fueron declarados por nuestro director de orquesta como “tramo libre” para el disfrute moteril de sus músicos.

Una vez ya en el restaurante, habiendo dejado las motos a buen recaudo y una vez todos ya sentados empezaron a llegar esos maravillosos platos de comida ibérica. El menú lo teníais en la propuesta de kdd que hice Slowly, así que no lo volveré a repetir (más que nada, porque sino se me hace la boca agua, como al amigo Lupen …   jeje :-P).



Una vez que teníamos las barrigotas bien llenas, con nuestro cafelito ya entre pecho y espalda, volvimos a ponernos en movimiento, con la intención de regresar a casa por el trayecto más directo, ya que la tarde había avanzado demasiado y la noche nos pillaría bastantes alejados de casa.

Así que dicho y hecho. Nos enfundamos los guantes y cascos y pusimos dirección Grazalema, volviendo a disfrutar del “tramo libre” :-D y una vez ya en Grazalema, en grupo fuimos pasando los km hasta Ronda, donde un grupo encabezado por Lupen tirarón hacia San Pedro. Con la noche ya encima, el resto, cogimos dirección Cuevas del Becerro para terminar bajando por Ardales hasta Málaga. Todo este tramo, con la noche y con un fuerte viento racheado que por mometos teníamos hizo que el grupo se sesgara más de lo normal, pero nada que los reagrupamientos no pudieran arreglar :-).

391 km (para el que os escribe) de disfrute motero. Por la ruta elegida, por la comida saboreada y, sobre todo, por la fantástica compañía de la que pude disfrutar a lo largo de todo el día. Así que como siempre, os lo agradezco de veras. Y además, hacer una mención especial a nuestro director de orquesta por su fabuloso e intento trabajo que cada año hace por todos nosotros: GRACIAS SLOWLY .


viernes, 4 de noviembre de 2011

Cronica Alpina

Bueno, ha pasado bastante desde que volvimos y nos ha dado tiempo a recobrar las fuerzas y a poder redactar lo que ha sido un viaje inolvidable.

Todo comenzó a forjarse en mi mente, tras leer muchas crónicas de gente que habían hecho este viaje. Era un viaje con el que andaba soñando hacer desde que tengo moto y sabía que tarde o temprano, lo cumpliría.

Para ello, tras muchas charlas, conseguí convencer a Lolo (Manuel López) para realizar este viaje. No hubo que presionarle mucho tampoco. Así que sobre el mes de Junio empezaron los preparativos. A preparar las rutas y a pensar en los posibles días en los que haríamos el viaje.

Tras muchas vueltas, conseguí definir el viaje para 10 días, ajustándolo así a las vacaciones de las que Lolo disponía. Un viaje de unos 5000 km con el que intentaríamos ver y disfrutar al máximo de las carreteras y lugares que hay en los Alpes. Para ello pasaríamos por los alpes franceses, suizos e italianos.

Así que con este planteamiento, el día 12 de Agosto empezó todo ...

DÍA 1

Cronica del día 1: Málaga - Barcelona. Viernes 13 de Agosto de 2011.

La ruta para hoy no es poca cosa. Hay que meterse desde Málaga hasta Barcelona. Estamos hablando exactamente de 1000 km y de 10 horas encima de la moto. Teniendo en cuenta que estamos a mediados de agosto y que tenemos que cruzar toda España, la calor a soportar será bastante. A esto, hay que sumarle la previsión de tráfico debido la operación salida y retorno de mediados de agosto que además coincide con un puente de tres días. Pero todo esto da igual. Tenemos una ilusión y unas ganas de empezar que hacen que todos estos “contras” no importen :-D .

A las 6:30 de la mañana quedo con Lolo en la gasolinera del Eroski de Vélez. La intención es coger dirección Motril y desde ahí subir hasta Granada. Con algo de retraso, a las 7:10 emprendemos la marcha hacia nuestro objetivo.


La mañana empieza bien, nos mantenemos a ritmo legal hasta que pasado Almuñecar cogemos la nacional y disfrutamos de esas curvitas tan ricamente a la vez que nos vamos ajustando a la moto con ese sobrepeso que implica llevar alforjas y mochilas en el colín.

Desde Motril hasta Granada, la meteorología nos dio su bienvenida a nuestra ruta. Se cerró en una niebla espesa que incitaba a ponerse algo más de abrigo. Algo pasajero, ya que antes de coronar lo que sería nuestro primer puerto en este gran viaje, el puerto del Suspiro del Moro, ya se había disipado.

Con este panorama, seguimos a ritmo legal hasta llegar a Granada, dónde Lolo se lleva un susto con un bache y su GPS que casi se cae del soporte que lleva en el manillar. Por suerte, consigue sujetarlo y recolocarlo y una vez ya en Guadix, lo aseguramos poniéndole un poco de cinta americana.

Desde esta parada continuamos por la autovía hasta llegar a Ventas del Peral donde paramos a desayunar y reponer así fuerzas. Aquí, el dueño del restaurante, motero por cierto, nos comenta una ruta alternativa que nos iba a terminar sacando a la A-3, y desde ahí cogeríamos dirección Valencia; ahorrándonos así unos 100 km. A mí me sonó algo “así…”, pero no teníamos tampoco porqué desconfiar de él y ya que esto es un viaje de moteros y aventuras, y le hicimos caso. Tomamos entonces camino por una nacional en bastante buen estado y con unas curvitas muy entretenidas y que además permitía el ritmo de autovía. ¿El problema? Que nos dejamos atrás una de sus indicaciones y terminamos en una autovía dirección Murcia. Así que en la práctica no solo no recortamos, sino que hicimos un pequeño rodeo de unos 80 km.

Volviendo a estar sobre los pasos y puntos que teníamos definidos, pero no sin antes llevarme un susto. En autovía y a un ritmo considerable, veo a Lolo echándome el intermitente y las luces como un poseído. Ante dicha situación le dejé pasar, quizás le parecería lento el ritmo … Pero no era ese el motivo, concretamente era que la alforja derecha se me había descolgado y estaba haciendo contacto con el escape y se estaba quemando :shocking: :mat: . Paramos en el arcén y tras recolocar las alforjas y poner cinta americana para tapar el agujero creado, continuamos dirección Alicante y desde ahí hacia Valencia.


Este tramo fue cansino. Un tramo con mucha autovía y un tramo de nacional por el interior. Todo esto acompañado de un calor y un aire caliente que resultaba difícil de llevar. Pasado Xativa, paramos a almorzar y descansar y dejar que pasase algo ese calor. Momento que aproveché para recolocar la cinta americana y poner cinta anticalorica sobre la alforja quemada.

Sobre las 17:00 reprendimos la marcha, aún sin haber pasado por Valencia. Nos quedaban sobre unas 4 horas de camino sin parar, lo cual nada más pensarlo ya resultaba agotador. Sin más, pasado Valencia cogimos autopista y sin mucho miramiento empezaron a caer km debido al ritmo apisonador que llevábamos. Un ritmo bastante rápido, pero la calor, la necesidad de hidratarse y descansar y de llenar depósito cada 200 km, provocaba que lo que “ganábamos” por velocidad, lo “perdiésemos” en las paradas.

Ya llegando a Barcelona, el peaje acabó y 30 € fueron lo que nos “robaron” por el uso de una vía necesaria para el tráfico de la zona de levante. Quede ahí esa reivindicación .

Finalmente llegamos a Barcelona sobre las 21:45 sin ningún problema, gracias al GPS de Lolo que nos llevó a la misma puerta del hotel sin problema alguno.

Tras hacer el checking y desmontar las alforjas y maletas de las motos, pedimos unas pizas a una pizzería cercana mientras nos organizábamos para lo que sería la ruta del siguiente día.


Como comienzo del viaje, habíamos llevado a cabo el día más duro de los que teníamos previstos. La verdad que resulto un día bastante agotador, tanto a nivel físico como mental. Fisico por lo evidente y ya comentado. Y mental ya que hacerse 1000 km por autovía a un ritmo alto y no “ver” ninguna recompensa moteril, resulta algo agotador; pero esperemos que en los próximos días compense este primer esfuerzo inicial.

--------------------------------------------------------

DÍA 2

Cronica del día 2: Barcelona – Albertville. Sabado 14 de Agosto

Otro día más de puro trámite, en el cual hay que hacer casi 800 km para poder estar a las puertas del arco alpino.

Con esta mentalidad nos levantamos a las 7:30 cuando suena el despertador. Pocas horas de sueño en el cuerpo y con la paliza del día anterior, pero aún así nos dispusimos a montar todos los bártulos nuevamente en las motos y emprender la ruta de hoy.

Con todo ya montado, emprendemos la marcha hacia La Jonquera sobre las 8:50. A ritmo más que legal, debido a los numerosos radares que habitan en la circunvalación de Barcelona, vamos avanzando.


Cogemos nuevamente autovía al salir de Barcelona, que nos llevaría hasta la misma frontera. Con un ritmo alegre, vamos avanzando con la intención de aventajar todo lo posible ahora que es temprano y el sol y el cansancio no hacen mella.

Llegamos a La Jonquera, donde aprovechamos para desayunar. Justo en la misma puerta de la estación del servicio, vemos aparcado un Spyder y una Grand Tourism. Justo terminamos de aparcar a su lado, salieron los dueños de ambas maravillas. Eran catalanes y estuvimos conversando un rato sobre nuestro viaje, uno que acababan de hacer ellos por el norte de España y sobre ese “cacharro” tan curioso llamado Spyder.


Tras reponer fuerzas, emprendimos la marcha para cruzar la frontera. Ya antes de cruzarla, y en la subida al puerto de montaña donde se encuentra la frontera, nos encontramos una caravana. Y como siempre se ha dicho, “las motos no hacen caravanas”. Con precaución fuimos dejando atrás el atasco y consiguiendo pasar la frontera.

Una vez en territorio Francés, continuamos por la A9 (de peaje, claro está), carretera que nos llevaría hasta pasado Montpellier.


Fuimos pasando poblaciones de paso y en la mayoría de las entradas de estas poblaciones nos encontrábamos caravanas kilométricas. Nosotros, como buenos moteros y españoles, decidimos saltárnoslas todas ellas por el arcén (que por cierto estaba bastante limpio y permitía poder circular por él sin mucha preocupación de encontrarse “entes” que puedan ocasionarte un susto como ocurre en España). Nos llamaba mucho la antención a Lolo y a mí que las motos que veíamos en los atascos fueran sorteando los coches y no utilizacen el arcen. Nos cabe la duda si es porque no habían pensado en esa opción o es porque en Francia no está permitido el circular por el arcén (en España tampoco lo está, pero es habitual hacerlo …).

Pues con este panorama de autopista-atasco-autopista-atasco vamos avanzando, pero no tanto como nos gustaría. Los atascos no están ralentizando bastante, ya que, aunque “nos los saltemos”, nos hacen bajar considerablemente la velocidad y por tanto la media de kilómetros a la hora.


Sobre 15:00 tomamos la decisión de pararnos en una estación de servicio para descansar y reponer fuerzas. Un McDonnals fue el restaurante que elegimos para dicha decisión. Buen gusto y paladar que tenemos, oiga. Tras buscar un sitio a la sobra donde poder dejar las motos y y nosotros mientras comemos, ya que era imposible aparcar las motos en un lugar visible y comer desde el local. Tuvimos que comer con nuestras niñas y esa fantástica temperatura que nos acompañaba.


Tras este alto en el camino, nos incorporamos nuevamente a la autopista y seguimos con la misma tónica: más atascos y más autopista.

Al igual que el día anterior, el calor era bastante insoportable, y si además le sumamos que la conducción sobre una R durante tantos kilómetros y tiempo seguido, la combinación no es muy agradable de vivir. Intento acoplarme de diferentes formas y posturas sobre la moto, pero todas resultan cansadas tras un tiempo.

Una vez llegamos a Valence, cogemos su circunvalación y seguimos la ruta diseñada. Para ir a Grenoble decidimos tirar por la nacional, aún llevando el retraso que llevábamos; pero necesitavabamos variar, salir de la rutina y agobio de la autovía y disfrutar así “algo” de la moto.

Cogimos la N502 que nos llevaría hasta Grenoble. Carretera bastante buena, con un buen asfalto, unas buenas vistas y bastante divertida.


El único problema es que no era muy rápida y los pueblos a su paso eran bastante, por lo que nos relentizaba aún más. Así que en uno de los enganches que tenía, decidimos coger la autopista nuevamente.

Una vez ya en autopista y con bastante retraso sobre la hora planificada de llegada, como el día anterior cuando queríamos llegar a Barcelona, decidimos aumentar el ritmo. Ritmo que a veces me hacía pensar cómo era posible de imponer una GSR tan cargada.

Cerca de las 21:00 llegabamos por fín a Albertville. Concretamente a una barriada anterior que es donde teníamos echa la reserva de nuestro hotel ETAP. Aquí, ya tenemos la anécdota del día, y es que nada más salirnos de la autopista, pasamos por una rotonda desde la que se podía ver nuestro hotel. Con el cansancio y las ganas de llegar, cogimos dirección hacia la barriada, y aquí perdimos más de 30-40 minutos “buscando” nuestro hotel. Calles desiertas y establecimientos vacios. Barriada de casas típicas Suizas, y eso que aún estábamos en territorio Francés (aunque muy cerca de la frontera, eso sí). Muy bonitas todas ellas y nos hacía un montón de ilusión poder ver ese panorama, ya que implicaba que ya estábamos donde tanto habíamos deseado, pero queríamos encontrar nuestro hotel y descansar, ¡¡y no dabamos con él!! Hasta que ya cansados de dar vueltas por las 6 calles que tenía la barriada, vimos a un coche y tras preguntarle nos hizo el favor de llevarnos hasta el mismo hotel. Ahí fue donde nos dimos cuenta de lo cazurros que habíamos sido …

Tras llegar al hotel, no había nadie y una triste puerta con una pantalla táctil al lado nos esperaba. En esa pantalla pudimos hacer efectiva nuestra reserva y tras soltar los bártulos en la habitación y colocar las motos en el parking, nos dirigimos a una máquina expendedora del propio hotel para poder llevarnos algo a la boca … Con esta cena y todo el cansancio del mundo encima, nos fuimos a la cama. Cansados, pero pensando en lo que nos esperaría al día siguiente …

Como resumen, otro día de autovía, que se vió complicado por los numerosos atascos que nos fuimos encontrando, retrasando así nuestra llegada al destino y provocando más cansancio y menos tiempo de descanso. Pero tras dos días agotadores, nos encontrábamos llenos de ilusión y ganas ya que al día siguiente empezaba de VERDAD lo que era nuestro viaje: la RUTA ALPENMASTERS.

--------------------------------------------------------

DÍA 3

Crónica del día 3: Albertville – Interlaken. Domingo 14 de Agosto.

Pronto, muy pronto sonó el despertador … Eran las 7:00 de la mañana cuando ya nos estábamos levantando. La ruta para hoy era relativamente corta, unos 250 km, pero no teníamos hotel reservado en el destino y queríamos llegar pronto para poder encontrar hotel y no llevarnos ninguna sorpresa.

Así que con esa intención empezó el día. Tras recoger la habitación y cargar las motos, a las 8 estábamos en marcha.


Nada más empezar la ruta, una ligera y suave lluvia nos dío la bienvenida y nos avisó de que estábamos en territorio hostil y que en cualquier momento podía empezar a llover. Solo fue un aviso, ya que al momento paró, pero el cielo estaba encapotado y la amenaza de seguir lloviendo era latente …

Tras unos primeros kilómetros por autovía, llegamos a Albertville y es aquí donde cogemos ya dirección a Chamonix – MontBlanc a través de nacionales. Nacionales con unas curvas muy apetecibles y que cogimos con bastantes ganas (imagino que los 1800 km de autovía en línea recta, también influyen ...).


Con un ritmo constante vamos avanzando y vamos descubriendo el mundo en el que nos estamos adentrando lleno de paisajes idílicos con preciosos valles y montañas al fondo … Obviamente, todo esto acompañado siempre de una carretera serpenteante de curvas de media velocidad que hacían el uso de la moto un auténtico disfrute.

Con este panorama vamos avanzando y cruzando pequeños pueblecitos hasta que nos encontramos con una mole de piedra enfrente nuestra … Recordé entonces las palabras del amigo y compañero ErMelli: “según te vayas acercando a Chamonix, te encontraras de repente una cosa gigantesca blanca enfrente”… Por culpa de las nubes no se veía apenas ninguna parte en blanco, pero estaba claro que teníamos justo delante la meca del alpinismo: el MontBlanc.



Con esta panorámica, continuamos los pocos kilómetros que nos quedaban hasta Chamonix, pero justo entonces, empezó a llover y no como al principio de la mañana … Sin saber cuantos km quedaban exactamente hasta Chamonix, empecé a apretar un poco, temiendo por nuestras alforjas y vestiduras, ya que no llevábamos puestos las fundas ni monos para la lluvia. Por suerte, pronto llegamos a Chamonix y aparcamos las motos bajo un pequeño techado en la plaza principal. Momento que aprovechamos para proteger las alforjas y para disfrutar de un desayuno francés.


Tras coger fuerzas, volvimos a emprender la marcha con dirección a Martigny. Por el camino pasaríamos los dos primeros Col´s y terminaríamos cruzando la frontera con Suiza antes de llegar a nuestro destino. Así que dicho y hecho, arrancamos las motos y nos pusimos en marcha. La lluvia seguía presente, pero ya de forma más suave e incluso con momentos de descansos. Poco a poco se iba notando como la carretera se iba empinando y las curvas eran cada vez estaban más próximas unas de otras.

Tuvimos que pasar por el cartel del Col des Montests (1461 m) sin darnos cuentas, ya que no lo llegamos a ver. Sin parar, seguíamos haciendo km y curvas. Entre dichas curvas, empezamos a trazar lo que serían nuestras primeras “tornantis”. Siempre es una sensación rara pero ilusionante el hecho de trazar curvas tan cerradas e inhabituales en España como esas. Así que curva tras curva, al final llegamos al Col de la Forclaz (1565 m). Paradita para la foto con el cartel, y continuamos …


La bajada hacia Martigny me pareció mejor que la subida, tanto por las curvas como por el estado del asfalto. A mitad de la bajada nos encontramos con un mirador del tremendo valle que teníamos a nuestros pies con Martigny de protagonista. Paradita para fotografía y charla con un matrimonio e hijos españoles que estaban por la zona de turismo.


Continuamos bajando y en mitad del descenso nos encontramos con la aduana.


Ligera miradita del personal de la garita y señal de que podíamos continuar hacia delante. Una vez ya abajo en Martigny, tras una ligera confusión, cogimos el camino correcto hacia nuestro siguiente destino: Aigle.

Aquí nos pusimos a rueda de otra pareja de moteros, que a buen ritmo iban disfrutando del paisaje como nosotros. Según avanzábamos hacia el norte, íbamos dejando atrás ese cielo nublado y amenazante que hasta entonces habíamos tenido sobre nuestras cabezas.

Una vez ya en Aigle, el cielo era azul y los rayos del sol entraban por la visera reflejándose en el asfalto húmedo que teníamos a nuestros pies.

Desde aquí, emprendimos la subida por una carretera que llevaba a un grupo de Col´s. Nosotros cogimos dirección a lo que sería nuestro siguiente Col: Col du Pillón (1546 m). Carretera estrecha, asfalto parcheado y muchísimo ciclista, pero poco a poco fuimos subiendo y disfrutando de las vistas (ya que de la carretera era imposible) hasta llegar arriba. Una vez arriba, foto de rigor y vuelta a bajar …


La bajada nada que ver con la subida. Mucho más amable en sus trazadas y el asfalto mucho mejor.

Al llegar a otro valle, Lolo me comenta que va en reserva y que en cuanto vea una gasolinera, se pararía. Dicho y hecho … estamos justo enfrente de lo que sería nuestra primera gasolinera suiza y en la que “perderíamos” cerca de 1 hora, pero que nos enseñó a como hay que repostar en Suiza.


Yo ya había leído (y mucho, aunque se ve que no lo suficiente …) que las gasolineras españolas comparadas con las suizas eran hoteles de 5 estrellas. Totalmente cierto. Esto se debe a que las gasolineras suizas son totalmente automáticas. El 90% no tienen ningún tipo de personal y eres tú el que te las tienes que entender con la maquinita para que te abra el grifo. Pues bien, Lolo no empezó bien su relación con estas “maquinitas” ya que tras meterle el billete de 20 francos suizos y coger la manguera para ponerse a repostar, la “maquinita” dijo que nanai … Tras ver que no caía ni gota, Lolo se acercó a ver a la “maquinita” y leyó estupefacto la frase de “Time out”. No hubo forma de que cayera gota alguna de gasolina. Tras mucho leer las poquísimas indicaciones que allí había y tras no querer probar con otros 20 francos, tuvimos la suerte de que una pareja motera suiza pasó por allí y nos explicaron y ayudaron muy amablemente. Os explicaré el sencillo secreto por si alguna vez os encontrais a una “maquinita” tan revoltosa como esa … El secreto está en meterle el dinero, indicarle el surtidor (manguera) por la que vas a echar y descolgar y servirte. ¿Facil, verdad? Pues a mí me dio la risa floja cuando me ví en aquella situación, sin apenas gasofa, en un surtidor en mitad de un valle y que apenas pasaba gente …

Tras esta anécdota, continuamos nuestra ruta por una fantástica carretera de curvas. Llaneando y disfrutando del solecito y las vistas. Con este panorama llegamos a Interlaken cerca de las 16:00, sin haber parado para almorzar y con la intención de buscar hotel.


Tras encontrar hotel y repetir la operación de todos los días (desmontaje, aseo diario y vestirse de ciudadano de a pié), decidimos dar un paseo por los alrededores y comprobar que Interlaken es una especie de Puerto Banus (en todos los aspectos), ya que se encuentra rodeada por los dos lagos más grandes de Suiza que se forman debido al agua que filtran los tremendos glaciales de las montañas de alrededor. Solamente comentar que aquello es “algo” más que precioso …

Imaginaros un pueblo totalmente civilizado, sin pasos de peatones ya que la gente cruzaba por donde quería y los coches se paraban (esto fue bastante común en toda Suiza), las calles estrictamente pulcras, esos edificios y casas acompañados de montañas alrededor en los 360º, y todo esto, rodeado a lado y lado por dos tremendos lagos. De ensueño …

La pega, que cuando fuimos a cenar, pudimos comprobar que el nivel económico de Suiza no es el de España. Los menús que en España valen 8-12 €, allí el rango eran 25-40 €. Obviamente, con nuestros sueldos españoles no podríamos vivir allí. Pero si a la viceversa.

Resumen, día cortito de km en el que hemos podido empezar a disfrutar del fantástico mundo y vistas que nos quedan por recorrer. Día esperado, que en lo personal, no ha defraudado para nada …


Desde el siguiente enlace podreis ver el video: http://www.megavideo.com/?v=YH8NVHCP


--------------------------------------------------------

DÍA 4

Crónica del día 4: Interlaken – Davos. Lunes 15 de Agosto.

Unos 420 km y un tiempo estimado de 7 horas encima de la moto es lo que nos espera hoy. Son las 6:30 de la mañana, y ha estado toda la noche lloviendo a como si no hubiera un mañana … Tenemos que vestirnos e ir a sacar las motos de un parking en el que las habíamos dejado antes de las 7, o nos sablarían 17 francos por cada una …


Tras sacar las motos, las dejamos en la puerta del hotel y subimos a desayunar. Hoy es cuando hacemos la ruta del 9. Esta ruta es una famosa y fantástica ruta suiza que transcurre formando nudo gordiano de puertos inimaginables alrededor de Andermatt. Por eso, decidimos coger fuerzas al ver el día que nos esperaba.

Tras desayunar, volvimos a cargar las motos. Todo esto, sin dejar de llover en ningún momento, por lo que ya íbamos equipados y preparados para soportar el agua que hiciese falta …… y así fue, ya que aguantamos, y mucha …

Sobre las 8 estábamos andando y con dirección a Brienz e Innertkirche. Poblaciones de paso antes de emprender la subida al Grimsel Pass (2165 m). Este sería nuestro primer puerto del día y por el que, volveríamos a pasar a lo largo del día formando así la ruta del 9.

Cuando veais el video, quizás os parezcan excesivas mis palabras, ya que no se aprecia exactamente la cantidad de agua que caía, pero creedme cuando os digo que nos estaba cayendo un diluvio encima. Ante esto, solo tengo que decir, que si ese diluvio me llega a caer en España con sus carreteras y al ser la primera vez que iba a conducir una moto con tal cantidad de agua, me hubiera parado y hubiera esperado a que escampase. Pero esto allí no fue así. Simplemente continuamos nuestra ruta, como si tal cosa. La carretera, aunque mojada, no llevaba ríos de agua y en todo momento daba sensación de seguridad. Obviamente, los neumáticos nuevos puestos antes de salir de Málaga ayudaban. Pero ya os digo, una carretera increíble. Yo la llegué a comparar con el asfalto de Jerez.

Pues con la lluvia, fuimos subiendo por el Grimsel Pass, disfrutando de su fantástica carretera y trazada.


Todo esto, envueltos en una niebla que por momentos impedía ver más allá de 5-10 metros. Pero aún así, llegamos arriba y el ritual de la foto.

Nada más emprender la bajada por la cara este de esta mole montañosa, el sol empezaba a asomar sus primeros destellos.


Fuimos bajando hasta llegar al cruce que nos llevaría a Ulrichen, localidad donde Lolo me avisó de que se había colado agua en los plásticos de la alforja. Paramos para quitar la bolsa de agua en las alforjas (tanto en la suya como en la mía).


Tras este receso, emprendimos la subida hacia el[i] Nufenen Pass (2478 m)[/i]. Subida bastante rápida, sin lluvia y con el asfalto secándose a una velocidad de vértigo. Sin lluvia, pero la niebla seguía latente e impedía poder vislumbrar las maravillosas vistas que seguro que existen. Este puerto, personalmente, me gustó bastante, ya que tenía curvas de todo tipo: rápidas, medias y “tornantis”. Una vez arriba, fotito y a bajar dirección Airolo.

En la bajada la niebla desapareció y el sol hizo acto de presencia. Prácticamente fue el único rato que lo vimos hasta el tramo final de la etapa, pero si hubiera tenido que elegir el rato de sol que quería, hubiera sido este. ¿El porqué? Muy sencillo. Ibamos a subir el mítico Passo del San Gottardo (2108 m) y, personalmente, me hacía bastante ilusión subirlo por la “vía trémola”. ¿Qué es eso? Pues es la antigua subida que existía de este puerto. Tiene la característica que aún conserva su empedrado de adoquines original (restaurado por zonas) y ver la preciosidad de la carretera llena de adoquines como serpentea según vas subiendo … no tiene precio. Eso sí, la conducción, y con una R, no es lo más agradable, pero merece y mucho la pena. ¿Entendeis ahora el porqué quería que hiciese sol en este tramo, verdad?


Pues una vez arriba, otra vez nos dio la bienvenida la niebla y ya nos acompañó hasta nuestra entrada en Andermatt.


Aquí empezamos oficiosamente la ruta del 9, y la empezamos poniendo dirección a Standel para subir después el Susten Pass (2224 m).

Como digo, desde Andermatt la lluvia volvió a ser nuestra compañera de viaje, pero aún no impidió que disfrutásemos de las vistas y de la subida al Susten Pass. Para mí, uno de los dos mejores puertos que hemos subido. Como veréis en las fotos, a mitad de subida decidimos pararnos para poder disfrutar de esos tremendos glaciares que teníamos delante y poder saborear todo eso que nos rodeaba.


Una vez arriba, foto y emprendemos la bajada.


Y menuda bajada !! Si la subida fue espectacular respecto a paisaje, la bajada no fue menos. Una bajada bastante larga, de unos 40-50 km por lo menos, que discurría por todo tipo de paisaje: desde lo más alto y solitario en cuanto a vegetación, a pasar por medio de una arboleda verde intenso con un increíble olor a aire puro, que daban ganas de bajarse de la moto directamente y quedarse allí. Obviamente, todo esto que os relato, iba acompañado de su fantástico asfalto (que seguía sin inmutarse por la lluvia) y por su trazada llena de curvas medias y “tornantis”. Al final del puerto, me resultó agotador, tantos km soportando el peso en las muñecas … pero ya se sabe, “sarna con gusto …”.

Una vez abajo, volvíamos a estar como al principio del día. Estabamos en Innertkirchen y justo delante teníamos, de nuevo, la subida al Grimsel Pass (2165 m). Ahora la lluvia y la niebla habían hecho un receso y teníamos que aprovecharlo. Esas curvas, “conociéndolas” algo más y con un asfalto a medio camino entre lo seco y lo húmedo, no se tiene todos los días. Eso sí, la precaución siempre por delante.

Pues dicho y hecho, no hubo más que empezar a subir y a disfrutar. Ya arriba, paramos para descansar algo, ya que llevábamos unos 100 km de curvas sin parar.


Aquí Lolo no pudo aguantarse más ...


Como anécdota, comentar que llegamos arriba sin niebla ni lluvia, y que en los 5 minutos que estuvimos allí charlando con otro matrimonio español que nos encontramos, se nos echó encima una niebla bastante cerrada. Y claro, viendo el panorama, nos pusimos los cascos y a bajar de nuevo el Grimsel Pass para luego, nada más bajar, empezar con la subida al Furka Pass (2431 m).

Y así fue. La subida al Furka Pass no es muy larga, pero está recién asfaltada y ensanchada, por lo que el disfrute ,con el sol dando en la visera del casco, fue máximo.


Una vez arriba, la típica foto y emprendimos la bajada.


Otra bajada bastante larga, pero esta no tan disfrutada como la del Susten Pass. Aquí la bajada era con niebla, un asfalto bastante bastante estrecho y parcheado, sin quitamiedos ni mamelucos y muchos ciclistas subiendo. Cuando llegamos a Andermatt y nos sentamos en un restaurante a almorzar, no me lo podía creer. Estaba agotado, ya que habían sido muchos los km de curvas y de emociones y sensaciones y necesitaba una pausa para poder ordenar todas esas cosas en mi mente.

Tras almorzar y descansar, al cuerpo no le apetecía, pero debíamos continuar, ya que nos faltaba el Oberalp Pass (2044 m) para completar la ruta del 9.


Este puerto nos esperaba y su comienzo estaba en la misma puerta del restaurante, así que no tardamos mucho en empezar a estar de nuevo en faena. Un puerto con una trazada muy bonita en su primera parte inicial, combinando “tornantis” amplias y peraltadas. La segunda parte del puerto, era de trazada rápida hasta su coronación. Foto de rigor y vuelta a bajar.


Mientras echábamos las fotos, pasó por allí una pareja de moteros españoles, que iba como galgos. Pararon para echar la foto al cartel del puerto desde encima de la foto y desde ahí mismo fue donde cruzamos cuatro palabras.

La bajada de este puerto fue bastante suave, y prácticamente se iba intercalando con pequeños valles. Desde aquí hasta nuestra llegada a Davos, iríamos por valles y por carretera muy agradable. Llaneando y con curvas de media velocidad que permitían mantener una buena velocidad media.

Cuando llegamos a Davos, el GPS de Lolo nos engañó por un momento, pero rápidamente nos llevó a la puerta del hotel. Una vez allí y tras quitar las alforjas de las motos, pudimos ver que la ropa de Lolo se había mojado prácticamente toda, por lo que le tocó estar secándola. La mía que iba metida en bolsas de plástico, por suerte aguantó.

La anécdota del día es que a las 21, cuando decidimos ir a cenar algo, y tras pasearnos por todo el pueblo, pudimos comprobar las costumbres europeas de cenar pronto. No había ningún bar/restaurante donde poder llevarse algo a la boca. Ni si quiera había nadie por las calles. Sinceramente, me daba la impresión de que nos miraban los suizos como auténticos locos desde sus casas. Y no mejoraría nuestra imagen, cuando tuvimos que recurrir a una máquina expendedora que encontramos en la estación de tren.

Como resumen, ha sido un día de muchas emociones y sensaciones. La ruta del 9 tiene la fama que se merece y se la recomiendo a todo aquel que pase cerca de aquellas carreteras. Nos había llovido mucho y seguro que ha sido bastante lo que hemos dejado de ver por tanta niebla. Lo único que pedía era que, al menos, el día siguiente no fuese igual.

Os dejo con los videos:
http://www.megavideo.com/?v=YNNNU90E



--------------------------------------------------------

DÍA 5

Crónica del día 5: Davos – Verbania. 16 de Agosto.

Hoy es el gran día en el que pasaremos por el Passo del Stelvio (2760 m). Una ruta de unos 450 km. Con esa ilusión pegamos un salto de la cama a las 7:30. El desayuno de hoy fue en el Hotel Rústico, muy recomendable ya que resultó ser muy acogedor, amables y el desayuno el mejor de toda la ruta. Unos riquísimos croissant y un pan artesanal, que estaban de escándalo !!


Tras coger fuerza, al salir a la calle para cargar las motos comprobamos el estupendo día que hace. Prácticamente sin nubes y un cielo azul y un sol radiante nos esperaba. Nada que ver con el día anterior. Parece ser que mi petición se iba a cumplir …


Tras cargar las motos, nuestro primer objetivo es el Flüela Pass (2385 m). Así que para las 8:30 estábamos en marcha. En seguida empezamos a subir. Es un puerto de curvas amplias y rápidas, menos en la parte final que tenía algunas “tornantis”. Había zonas en las que daba la sombra y en otras que estaba el sol de frente. Así que con cuidado fuimos avanzando y disfrutando de la carretera y de su magnífico asfalto. Una vez arriba, fotito.


Eran las 9:15 y ya habíamos hecho cima en un puerto. No quedaba más que seguir avanzando. El siguiente era el Ofen Pass (2149 m). Otro magnífico puerto. Ya veníamos disfrutando de la bajada del anterior cuando nada más bajarlo, ya empezamos a subir. Si el anterior era rápido, este lo era más. En su mayoría tiene curvas y rápidas rectas con las que se pueden mantener una velocidad media alta. Hay unas pocas curvas más cerradas que obligan a reducir la velocidad, pero no mucho. La carretera transcurre por un bosque inusual que provoca un fantástico paisaje de esta región. Una vez arriba, foto junto con el cartel.


Pudimos ver el tremendo valle que quedaba a nuestros pies y al que nos disponíamos a bajar: el Prato allo Stelvio. Tras ese valle, unas gigantescas moles montañosas nos esperaban, entre ellos, el Passo del Stelvio (2760 m). Ese era nuestro siguiente objetivo.


Fuimos disfrutando de la bajada y posteriormente de esos fantásticos prados verdes que nos rodeaban. Heidi y su abuelo, posiblemente viviesen por aquí cerca, jeje… Pero rápidamente entramos nuevamente en acción. Un cartel nos avisa, Stelvio a la derecha. Pues allí que vamos !!

Una carretera bastante estrecha y llena de ciclistas y una serie de “tornantis” consecutivas nos esperan. Tras unos cuantos km así, la carretera deja de serpentear y se convierte por unos km en una pista de tierra sin asfaltar. Cuando me ví en mitad de ese carril con la R, me quedé a cuadros … Pero si los ciclistas con sus carísimas bicicletas de carrera se metían, yo no iba a ser menos. Tras pasar por este trance, la carretera volvió en sí y continuamos subiendo hasta que nos encontramos con un cartel que nos ponía que habíamos hecho cima en el Umbrail (2503 m).


Todo esto era Suiza, pero 50 metros más adelante, cruzábamos la frontera y entraríamos en Italia (por cierto, es la frontera más penosa y sin ningún tipo de control que nos hemos encontrado).

Al continuar subiendo, llegamos a un cruce donde nos incorporábamos a una nueva carretera, era la que subía de Bormio al Stelvio. Obviamente la cogimos y tras unas 10 tornantis llegamos arriba.

Nada más llegar, lo primero que me sorprendió es el tremendo ambiente que hay … Aquello parecía la calle Larios de Málaga. Gente por todos lados. En los puestos de venta, a lado y lado de la carretera, motos, coches, quads, ciclistas, caravanas … Todo estaba a reventar. Lo primero que hicimos fue aparcar las motos y echarnos unas fotos junto al cartel.


Este puerto era el causante y el que había provocado que hubiéramos hecho este viaje, y aquí estábamos, en medio de esta cadena montañosa, a 2760 m y rodeados de una marabunta de gente que jamás hubiera pensado encontrarme aquí arriba (y más tras haber pasado ya por unos pocos de puertos y no haber visto nada parecido …). Tras las fotos, buscamos un mejor lugar donde colocarnos nosotros y las motos y decidimos quedarnos allí un buen rato. Queríamos disfrutar de aquellas vistas, de aquella sensación y de aquel ambiente. Aprovechamos para comprar algunos pequeños detallitos para nuestra gente y para cumplir uno de los ritos, comerse un perrito caliente de alguno de los tres puestos que allí había y que estaban a reventar.

Tras nuestro momento, decidimos bajar las 48 “tornantis” míticas de este puerto.

Así que manos a la obra … Una, dos, tres … la virgen, la carretera es estrechísima y ninguna de las anteriores “tornantis” que hubiéramos trazado tenía nada que ver con estas. El asfalto está parcheado, la carretera es estrecha y hay un tráfico intenso para lo que debería haber (y más teniendo en cuenta que es una montaña, y que arriba no regalaban nada, jejeje ). Continuamos bajando, veintitrés, veinticuatro, veinticinco … Dios, esto resulta agotador y estresante. No permite ni un segundo de despiste ni de relax para poder disfrutar de las vistas. Seguimos, treinta y nuevo, cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos … ya estamos llegando y eso se nota en la carretera. En el tramo final de bajada (o inicial de subida) la carretera se ensancha y el asfalto se convierte en un buen asfalto sin parche alguno. Y finalmente llegamos a bajo. Lo conseguimos !!

Y ahora? Nuestro siguiente punto? Bormio … ¿y para dónde queda eso, Lolo? ¿dónde marca el GPS? “Pues dice que hay que volver a subir, y bajar por la otra cara del puerto.”, pues nada, si la tecnología y los satélites lo dicen, no le vamos a desobedecer … Así que casco, guantes y motor en marcha, que volvemos a subir esas 48 “tornantis”. Aquí no voy a decir nada más, solo os hago referencia al video del día 5, 2ª parte.

Una vez arriba, no nos volvimos a parar, pero aquello seguía lleno de gente. Nosotros continuamos hacia nuestro objetivo: Bormio. Empezamos a bajar la otra cara del Stelvio. He de decir, que esta cara que termina en Bormio es mucho más agradable y de mayor disfrute. Está llena de “tornantis” igualmente, pero la carretera está en perfectísimas condiciones, con un buenísimo asfalto y una amplitud totalmente decente.

Al ritmo de 2 BMW R1200 GS íbamos bajando hasta que llegamos a un túnel excavado en la piedra en el que había retención. La retención era una caravana que no podía continuar. Dado que aquello iba para largo, nos bajamos de la moto, con la mala suerte de que a Lolo le resvaló la patilla y se plegó y se caió a cámara lenta, terminándose de apoyar contra uno de los coches. El coche, al sentir el golpe una señora italiana con los pelos a lo afro, salió del coche gritando en italiano. El pobre de Lolo intentó explicarle lo ocurrido pero la mujer no entraba en razones. El marido de ésta al ver que al coche no le pasó nada, se volvió a meter en el coche y Lolo dejó a la mujer con su histeria y vino a ayudarme a levantar su moto. Tras poner la moto de pie, pudimos comprobar que la mujer seguía con sus gritos en mitad del túnel, jajaja. Imaginaros la situación, un túnel de unos 3 metros de ancho excavado en la piedra, sin iluminación artificial ni natural (solo la de los vehículos) y la tía correteando por ahí gritando. Yo, tras ver que Lolo estaba bien y que la moto también, estuve descojonándome hasta que pudimos salir del túnel. Imagino que los de la BMW que venían detrás les pasaría igual al ver toda la situación, jejeje

Tras este percance, continuamos bajando disfrutando de las vistas y recuperándonos del susto. Nuestro siguiente objetivo era Livigno, una especie de Andorra, en el que aprovecharíamos para llenar tanques a 1 € el litro de gasofa.

Tras pasar por Livigno continuamos y empezamos a encadenar puertos de montaña. El siguiente era el Passo del Bernina (2328 m). Puerto de montaña algo descafeinado en su subida, la verdad …

Pero una vez arriba un tremendo glaciar nos recibió. La verdad, que ver algo semejante tan grande justo delante de ti, me impactó. Me resultó de gran belleza el ver ese glaciar y como se reflejaban los rayos de sol en él.

La bajada de este puerto si que estuvo más animada por alguna que otra “tornanti”.

El siguiente, era el Julier Pass (2284 m). Puerto bastante rápido, con curvas entrelazadas muy divertidas. La bajada fue mucho mejor aún. Amplias y peraltadas “tornantis” que permitían el pleno disfrute.

A partir de aquí, era cuestión de ir pasando pueblos por una carretera nacional tremendamente divertida y bien asfaltada. Así hasta que llegamos al Passo del Bernardino (2065 m). Puerto bastante divertido por su combinación de “tornantis” y curvas medias. Arriba había un precioso lago, pero estaba todo a la sombra y hacía un fresquito ahí arriba que no invitaba a quedarse mucho tiempo.


La bajada fue bastante bastante larga, aunque bastante bonita y con una trazada envidiable. Una vez abajo aún nos quedaban bastantes km hasta llegar a nuestro hotel en Verbania. Así que sin mucha pausa fuimos tirando hasta que empezamos a ver el Lago Maggiore y empezamos a bordearlo a través de una carretera de curvitas muy buena y que, lamentable tras la paliza que llevaba ya encima, no pude disfrutar todo lo que me hubiese gustado :roll: .

La llegada al hotel fue cerca de las 20:00 y tras descargar y asearnos, decidimos salir a cenar algo al lado del lago.


Os dejo con los enlaces de los videos:



Arriba en el Stelvio:




--------------------------------------------------------

DIA 6

Crónica del día 6: Verbania – Aosta. 17 de Agosto

Etapa de unos 350 km y una duración de unas 6 horas encima de la moto. Ese es el menú “moteril” que teníamos para ese día. Este día fue el que más tarde nos levantamos. A las 8 sonó el despertador y tras cargar las motos, para las 9:10 estábamos en marcha.

La ruta de ese día era una ruta de enlace y que nos llevaría de Italia a Suiza y, tras despedirnos de Suiza, nuevamente a Italia. Aún así, para este día teníamos dos puertos. Antes de dejar Verbania, paramos a echar unas imagenes del Lago Maggiore.

Nuestro primer objetivo era Domodossola, localidad italiana en la que aprovecharíamos para parar a desayunar y poder degustar un auténtico capuchino italiano. La verdad que el capuchino que tomamos ese día, ha sido el mejor capuchino que he tomado nunca. Café y auténtica espuma de leche con su toque de cacao espolvoreado por encima. Todo esto acompañado de un croissant.

Después de coger fuerza, solo nos quedaba seguir la carretera y empezar a subir el Simplon Pass (2005 m). Como su nombre indica, es “simplón”. Este puerto poca cosa tiene y quitando un par de “tornantis”, el resto es carretera llena de amplias rectas e insinuaciones de curvas mientras asciendes. En la cima el paisaje resultó bonito al tener un glaciar bastante cerca y con ese día tan soleado del que pudimos disfrutar.

La bajada resultó más de lo mismo, quitando algunas curvas, el resto eran rectas y “curvas” muy muy rápidas.

Al llegar a bajo de este puerto, estábamos a los pies de la montaña y justo donde comenzaba un tremendo valle de unos 80 km de longitud y rodeado a lado y lado de montañas. Estábamos en la ciudad de Brig, importante ciudad de este valle, ya que es el comienzo de bastantes carreteras que llevan a importantes Pass: Grimsel Pass, Furka Pass, Simplon Pass y Nufenen Pass. Como veis, sería una buena ciudad donde poder escaparse para marcarse una rutita.

Desde aquí cogimos la carretera que nos llevaría de extremo a extremo del valle: de Brig a Martigny. Si, Martigny, es la misma ciudad del día 3. En esta ocasión, nos detendríamos más en Martigny, ya que aprovechamos para almorzar allí y reponer fuerzas justo antes de subir el Col du Grand Saint-Bernard (2473 m). Aquí unas vistas desde Martigny.

El Col du Grand Saint-Bernard, precioso puerto, tanto en su ascensión como una vez ya arriba. Su subida podréis ver parte en el video, pero es la parte final, que está llena de “tornantis” muy juguetonas y divertidas. La parte anterior (que me falló la cámara y no me grabó) es una carretera de curvas entrelazadas de media velocidad en el que si no tienes tráfico delante, te diviertes bastante. Además, es un puerto largo, de unos 30-40 km.


Nosotros subimos por la parte suiza, y bajaríamos por la italiana. Aquí nos despediríamos ya de Suiza, pero es un “hasta pronto” …

La bajada, es parte italiana como digo, y también es bastante divertida y con mejor asfalto aún si cabe. El problema es que es muy prolongada, bastante, mucho … yo diría que demasiado, jejeje. O eso, o es que el cansancio hacía que los km pasasen despacito y no avanzásemos.

La bajada de este puerto termina en Aosta, nuestra ciudad dormitorio para este día. Aquí Lolo se marcó la coña de la ruta, parándose donde pudo para poner el GPS para que nos llevase al hotel, y justo cuando se baja de la moto y mira atrás, se da cuenta de que tenemos el hotel a nuestra espalda, jejeje.

Este día llegamos pronto, y tras descargar y ponernos guapos, decidimos salir a dar una vuelta por la ciudad, hacer algo de turismo y pegarnos un homenaje gastronómico, que ya nos lo merecíamos (tanta máquina expendedora … jejeje).

Os pongo el enlace al video:


--------------------------------------------------------

DÍA 7

Crónica del día 7: Aosta – Vars. 18 de Agosto.

6 horas y unos 300 km era lo que hoy nos esperaba. Para ello, nos levantamos a las 7:30. Hoy sería el penúltimo día por la zona alpina y pasaríamos unos 5-6 Cols, por lo que habría que seguir disfrutando a tope de todo.

Nada más salir, arrancar nuestro primer objetivo es el Col du Petit Saint-Bernard (2188 m).

Tras unos 30 minutos en marcha y justo antes de empezar a subir el Col, decidimos parar a desayunar con unas vistas fantásticas. Teníamos de fondo el MontBlanc, y hoy si que era visible. Hoy no había nubes que lo cubriesen.


Tras desayunar, arrancamos nuevamente y tras unos pocos km empezamos a subir el Col du Petit Saint-Bernard (2188 m). La parte inicial fue impactante. Con un día tremendamente soleado y con las vistas del MontBlanc. Realmente precioso poder disfrutar de este entorno y climatología mientras se iban trazando las “tornantis” (ya resultaban familiares y todo).

Tras dejar todos los coches que nos íbamos encontrando atrás, llegamos a una “tornanti” a derechas en la cual Lolo la traza demasiado cerrado y termina metiéndose la rueda delantera en un bache (que si no llega a estar, no hubiera pasado nada) y debido al peralte de la curva, cuando puso pié en suelo, la inclinación de la moto era demasiada como para poder recuperarla. Yo que iba justo detrás, paré en seguida, y otros 3 moteros que bajaban también pararón. Resultaron ser españoles (de los primeros españoles con los que nos cruzábamos). Ya nos ayudaron a levantar la moto y comprobar que piloto y máquina estaban en perfectas condiciones. Otra anécdota más para contar. Desde aquí, un saludo.

Tras este percance, continuamos subiendo, con un ritmo relajado y sin presiones. Era un puerto largo y pudimos disfrutar de paisajes y vistas increíbles. Una vez arriba, el ritual de la foto.

Tras la foto, empezamos la bajada. Y menuda bajada, resultó agotadora ya que parecía infinita. Si la ascensión había sido larga, la bajada lo era aún más. A ritmo fuimos bajándola y disfrutando.

Una vez ya abajo, nuestro siguiente punto era el Val D´Isere. Aquí enganchamos la carretera que forma la Route des Grandes Alpes. Una ruta preestablecida y que pasa por muchos de los Cols alpinos franceses.

La carretera discurría por pueblecitos muy bonitos y, poco a poco, iba bordeando las montañas con ligeras subidas y bajadas. Así hasta que llegamos a empezar a subir el Col De L´Iseran (2769 m). Puerto bastante alto, pero con una ascensión suave y muy llevadera con mucha variedad de curvas. Según íbamos subiendo, se podía ver el valle por el que habíamos pasado momentos antes con su verde intenso y todos sus pueblecitos. Imagen impresionante.Una vez arriba, imagen y vuelta a bajar.

Otra bajada bastante larga (o sería ya el cansancio acumulado que provocaba esta sensación), pero preciosa. Poder verte rodeado de montañas y tu sobre tu moto el ir sorteándolas y sobrepasándolas, resultaba increíble.

Tras llegar a bajo volvíamos a circular por otro valle lleno de pueblecitos. Así hasta que empezamos a subir hacia el Col de Galibier (2556 m). Empezamos a subir y la carretera era un auténtico disfrute. Asfalto buenísimo con una trazada preciosa: “tornantis” combinadas con curvas de media velocidad que te hacían pensar en poder despegar en cualquier momento. “A mitad de camino”, nos encontramos con el Col du Telegraphe (1566 m). Momento que aprovechamos para la fotografía y descansar unos momentos.

Aquí decidimos seguir subiendo hasta el Col de Galibier (2556 m). Aquí la carretera se convirtió en normal hasta que a pocos km antes de coronar se volvió a transformar en una carretera llena de “tornantis” y curvas que te invitaban a disfrutar. Es más, a falta de 3 ó 4 curvas, había un tio esperando a los motoristas, en una “tornanti” no muy cerrada, para aprovechar y sacar imágenes. Una vez arriba, había un tremendo cartel y puesto donde podías ver las imágenes o te indicaban la URL para poder verlas por internet.


El caso es que una vez arriba, tras echar las fotos de rigor y a las panorámicas que esas vistas ofrecía, decidimos parar a almorzar allí arriba. Y como estábamos en Francia, que mejor que probar una auténtica tortilla francesa.

Mientras comíamos, tuvimos ocasión de charlar con un gallego afincado en Ginebra (Suiza) que estaba allí de paseo con su Daytona 675.

Tras la amigable charla y reponer fuerzas, empezamos la bajada hasta el Col du Lautaret (2058 m).

Foto y a continuar bajando.

Así hasta que llegamos a Briançon. Aquí cogimos ya dirección al Col D´Izoard (2360 m). Nada más empezar, se podía palpar que este Col era grande, muy grande … y no me refiero a su altitud. Fue una subida realmente emocionante y llena de sensaciones. Este Col ofrece una subida rapidísima con curvas medias y “tornantis” peraltadas y diseñadas para el disfrute. Parecía un circuito. Lo disfruté muchísimo y, he de decir que, para mí fue el mejor puerto (a nivel de disfrute motero) de toda la ruta.Una vez arriba, fotos y descansito para estirar piernas y coger algo de aire y ordenar la mente.

Tras esto, eran ya las 18:00 y empezamos a bajar. La bajada hacia Guillestre es más espectacular a nivel de paisajes, por lo que decidimos pararnos a echar unas fotos a este paisaje que parecía casi lunar.

Continuamos bajando y pudiendo disfrutar de una carretera que a su lateral tenía un cañón con un rio al fondo del mismo. Fueron unos bonitos km finales de ruta que hicimos tranquilos, permitiendo disfrutarlos y reflexionar sobre la etapa de hoy.

Una vez en Guillestre, nuestro objetivo era Vars, por lo que tuvimos que empezar subir el Col de Vars (2108 m), ya que el lugar que habíamos cogido para pernoctar estaba a mitad de camino del Col.

Os dejo con el video:



--------------------------------------------------------

DÍA 8

Crónica del día 8: Vars - Montpellier. 19 de Agosto.

La calzada más alta de Europa, por ahí pasaremos hoy. Ese fue uno de los primeros pensamientos que tuve cuando a eso de las 7:30 sonó el despertador. Otro de mis pensamientos era ese punto nostálgico de dejar atrás en el día de hoy los Alpes, ya que hoy terminaríamos en Montpellier y ya de camino a casa por autovía.

Tras bajar a desayunar y ponernos hasta arriba de croissant franceses, nos pusimos el traje de batalla otro día más y cargamos las motos.


Hoy nuestro arranque de ruta se producía con otro día soleado y a media ascensión del Col de Vars (2108 m). Por lo que poco (nada) tuvimos que esperar para empezar a encontrarnos las primeras curvas. Decidimos tomárnoslas con tranquilidad y calentamiento del día. Sería bastante largo (unos 520 km) y pasaríamos por otros puertos y lugares y ya habría momento para correr.

Así que con ese pensamiento, continuamos subiendo, calentando motores y disfrutando de un amanecer entre montañas. Una vez arriba, foto de rigor en un cartel de madera que indicaba la altitud del puerto. A alguien le habrá gustado el cartel normal y se lo habrá llevado a su casa y habrán tenido que poner ese, a modo de improvisación.


Tras unas fotos, empezamos a bajar, con dirección Jausiers. La bajada ofrecía unas mejores vistas que la subida, así que con el sol de frente y entre sombras, fuimos bajando hasta que llegamos a Saint-Paul-Sur-Ubaye. Continuando por la carretera D902, que es la carretera francesa de la ruta denominada “Rute des Grandes Alpes”. Es la carretera que llevábamos siguiendo desde el día de ayer hasta que la dejásemos hoy en Nice.

Los km pasaban por una nacional en la que íbamos llaneando y trazando multitud de curvas de media velocidad. Con el frescor y el aire puro que había ya que la carretera estaba rodeada por los árboles de aquellos bosques.

Así continuamos hasta que llegamos a Jausiers, donde nos desviamos para subir el Col de la Bonnete (2802 m). Este es el Col que ostenta el galardón de poseer la calzada más alta de Europa. La historia cuenta que fue por un capricho de Napoleón por el simple hecho de poder presumir de tal hazaña. En su día existía una calzada que unía el Col de Restefond (2680 m) con el Col du Raspaillon (2513 m), pero Napoleón tenía ese capricho y mandó a construir la calzada hasta el Col de la Bonnete (2802 m).

Bueno, la historia está muy bien, pero vamos a la ruta … Tras coger el desvío, pudimos comprobar rápidamente que la carretera tenía un asfalto excelente y que estaba llena de ciclistas. Carretera con curvas de todo tipo de velocidad: rápidas, más rápidas, medias e incluso “tornantis”. El paisaje inicial, era fantástico, ya que los bosques que anteriormente teníamos alrededor, cada vez se empezaban a ver desde más arriba. Una sensación maravillosa el poder disfrutar de la moto en una carretera como esta, con una climatología perfecta y unos paisajes de ensueño.

Seguíamos subiendo y subiendo y poco a poco el paisaje se volvía más desértico. Estaba claro que estábamos alcanzando una altitud que la vegetación no podía soportar. Pensaba que pronto llegaríamos a la cima, cuando de repente me encontré un pedazo de rebaño de ovejas en mitad de la carretera. Menos mal que lo vi a lo lejos tras salir de una curva a derechas y ya bajé el ritmo. Parada técnica a la espera que las ovejas quisiesen despejar el camino que vino bien para estirar piernas.

Tras esto, volvimos a continuar subiendo. La trazada y la calzada del puerto seguían estupendos y seguía siendo una maravilla. Cuando ya vimos el desvío que nos llevaría a la cima, nos llevaría a la parte más alta de este Col y que nos permitiría poder decir que hemos estado en la calzada más alta de Europa.

Una vez al lado del monolito, dejamos las motos y dedicamos un buen rato a disfrutar de las vistas, hacer fotografías e interactuar y charlar un rato con un grupo de moteros españoles que también estaban subiendo. Nos contamos nuestras batallitas y disfrutamos de un rato bastante agradable.

De hecho, para mí, de este momento ha salido la imagen que siempre guardaré en mi mente y que recordaré para ilustrar este viaje.

Ya que estábamos aquí, decidimos seguir subiendo, pero esta vez andando. 60 metros más arriba había un mirador y la ocasión lo merecía. Así que allí fuimos. Las vistas desde aquí eran simple y llanamente espectaculares. Te sientes estar por encima de todo. Todo lo ves desde arriba y con la perspectiva que da la altitud. Poder disfrutar de este paisaje con este día soleado y sin nubes, era una auténtica gozada.

Tras este momento, solo quedaba bajar hacia Nice. Personalmente no quería que llegase este momento, ya que significaba que sería la última bajada, sería la despedida de los Alpes y no volveríamos a subir ninguna de estas moles al día siguiente. Fue nostálgico y disfrute muchísimo la bajada. Intentaba saborear cada instante y que se me quedase grabado en la memoria, para poder así recordar cada momento. Fue una bajada tranquila y saboreando la situación. Fue larga, pero fue muy bonita. Poco a poco el paisaje desértico se quedaba atrás y volvimos a adentrarnos en una carretera rodeada por arboleda y que paralela a ella discurría un rio.

Carretera de curvitas muy agradables que nos llevaría hasta la misma Nice. Atrás se quedaban esas moles de montañas.

Una vez ya en Nice, decidimos coger autopista hasta Mónaco. Estábamos a menos de 20 km y la ocasión lo merecía. Así que allí fuimos. Nos dimos una vuelta por lo que es el circuito, pasando por delante del casino, la curva Mirabeau, por el túnel, por el puerto y por la rascasse. Todo estaba lleno de tremendísimos coches, de gente vestida súper elegante y todo el puerto a reventar de yates. Era la hora del almuerzo, y había bastante movimiento de personal en las terrazas y restaurantes del puerto. Todo súper espectacular. Está claro que allí si que no hay crisis.

Tras nuestro paseo por Mónaco, tocó volver a la realidad y a la triste y aburrida autovía. Desde aquí todo ya sería autovía hasta Málaga. Así que nos pusimos a ello. Enganchamos autovía hasta llegar a Montpellier a eso de las 19:00.

Nuestra aventura llegaba a su fin. Aún nos quedaban dos días por delante, pero que “solo” los dedicaríamos para terminar de salir de Francia y cruzar España. Todo había sido maravilloso y el disfrute alpino había merecido la pena. Al final, después del tremendo chaparrón que tuvimos los días 3 y 4, el clima a partir de ahí se ha portado de fábula, con días súper soleados y despejados.

Os dejo con el video:


--------------------------------------------------------

DÍA 9

Crónica del día 9: Montpellier – Valencia. 20 de Agosto

A partir de hoy empieza nuevamente la parte aburrida y monótona del viaje: la autovía española (y por ello, de estos dos días finales, no hicimos imagen alguna).

A las 7 suena el despertador y tras cargar las motos, cogemos la autopista francesa con intención de parar a desayunar en la frontera española. Sobre las 8 estamos en marcha y a un ritmo totalmente legal los km van pasando. Es temprano y según nos íbamos acercando a la zona pirenaica, nos íbamos adentrando en una ligera neblina que hacía que la temperatura fuese bajando, llegando a tener algunos momentos de fresco encima de la moto.

Todo cambió nada más cruzar la frontera con España. A eso de las 10:30 ya estábamos nuevamente en territorio español y eso se hacía notar. Pudimos comprobar rápidamente el tremendo día de calor que nos esperaba por delante, y las conversaciones con los familiares para avisar de que estábamos ya en España, nos auguraban un día caluroso.

Tras reponer fuerzas en un bar español, decidimos coger la N-340 y ver el ritmo que esta carretera nos permitiría llevar. Nuestra intención era evitar la autopista de peaje, evitando así el aburrimiento y el robo a mano armada que en los peajes españoles hacen.

Los primeros km por la nacional fueron agotadores. Nos tocó ir detrás de un camión cerca de 30 minutos, con la imposibilidad de poder adelantarlo ya que el sentido contrario estaba ocupado por una caravana kilométrica y el camionero nos dificultaba el poder adelantarlo. El ritmo si seguíamos así, sería bastante lento y nos retrasaría la hora de llegada a Valencia bastante. Por suerte, conseguimos adelantarlo y a raíz de ahí la cosa cambió …

Seguimos por la N-340 a un ritmo normal, ya que el tráfico era intenso debido a todos los playeros que nos encontrábamos, pero poco a poco íbamos adelantándolos sin problemas.
Continuaron pasando los km sin mucho más que contar. Km y km de nacionales con tramos que pasaban por poblaciones en las que había que reducir la velocidad y con un solano que cada vez apretaba más.
Intentamos reducir el nº de paradas a las estrictamente necesarias, es decir, repostajes y pequeñas paradas para estirar piernas. Así hasta que pasado Port Aventura decidimos pararnos en un restaurante de carretera y llevarnos algo a la boca y reponer líquidos.

Tras nuestra parada, nos quedaban algo menos de 300 km hasta Valencia. Este tramo, personalmente, fue el más agotador para mí. Los km se notaban y el cansancio acumulado de tantos días también. Las rectas y tramos de autovía tampoco ayudaban mucho, ya que provocaban aún más relajamiento, pero cada vez faltaba menos para Valencia y poder descansar, y esa era la única motivación real que quedaba ya.
A eso de las 18, estábamos llegando al hotel, el día había sido bastante agotador debido al cansancio y el calor. Decidimos irnos pronto a la cama, ya que preferíamos estar en marcha al día siguiente bastante pronto para intentar evitar así el calor.

Como resumen, día de puro trámite. Conseguimos evitar la autopista levantina, pero aún así el viaje por la N-340 se hizo monótono y cansado. El calor tampoco ayudó mucho ha hacer el viaje llevadero, pero el pensamiento de que cada vez estábamos más cerca de casa y del hecho de poder descansar y disfrutar con nuestra gente de la experiencia vivida, era lo que nos motivaba a seguir adelante.


--------------------------------------------------------

DÍA 10

Crónica del día 10: Valencia - Málaga. 21 de Agosto

Último día de nuestra ruta alpina. Un doble sentimiento, parte de nostalgia porque se acaba la ruta y parte de alivio, ya que los km y el cansancio acumulado y el desgaste era latente y el deseo por llegar a casa bastante. Con esa doble sensación me levanté cuando a las 6 sonó el despertador.

La ruta de hoy iría a caballo entre un tramo de autovía inicial y final y tramos de nacionales el resto.

Con esa perspectiva arrancamos y nos pusimos en marcha a eso de las 7:15.

El alba nos acompañó durante los primeros km hasta que el sol empezó a deslumbrar. La temperatura era ideal para conducir en moto, y aprovechamos la soledad de la autovía para avanzar cuanto pudimos.

Pronto dejamos la autovía atrás y nos adentramos en la nacional que nos llevaría hacia Carratraca. Nacional con buen asfalto y con muchas rectas, por lo que el ritmo apenas disminuyó respecto a la autovía.
Los km pasaban y en uno de los desvíos, aprovechamos para parar a desayunar. Era domingo y sobre las 9 de la mañana, y el pueblo tenía pocos bares abiertos. Al final, terminamos en un bar típico de pueblo lleno de abueletes y sudamericanos, que aún siendo la hora que era, ya estaban cocidos por dentro. Tras conseguir con esfuerzo que nos preparase un par de sándwich mixtos, continuamos la marcha.
El calor empezaba a notarse y estábamos llegando a Andalucía. La carretera seguía igual de aburrida y solo cabía esperar a que los km siguiesen pasando… y cuanto antes mejor.

Una vez ya en Andalucía, nuestro siguiente objetivo era llegar a Guadix. A eso de las 12 estabamos a los alrededores de Guadix cuando decidimos pararnos a tomarnos un refresquito y descansar así unos momentos.

Tras esta parada, decidimos que nos separaríamos en Granada. Lolo deseaba tirar por la A-92 y yo prefería tirar bajar hacia Motril. Así que dicho y hecho. Una vez en Granada, separamos nuestros caminos y yo bajé hasta Motril con un ritmo alegre, para luego coger la nacional que me llevaría hasta Nerja para disfrutar y despedirme de esta ruta como se merece, con una serie de curvitas decentes.

Sobre las 14:30 llegué a Vélez con la misma sensación agridulce que con la que me levanté. Estaba bastante cansado, pero bastante contento ya que estaba de vuelta en casa tras haber llevado a cabo uno de mis sueños moteros que desde que me empezaron a gustar las motos tuve: una ruta motera por los Alpes.

Ha sido una experiencia irrepetible y que siempre recordaré, pero desde ya os digo, que algún día espero volver a repetir. He visto y disfrutado de un montón de carreteras, culturas, gente y paisajes, pero hay mucho más por ver, y no quiero perdérmelo :-D .

Al final han sido ...